El Barça debe plantarse con Lamine

El Barça debería empezar a preocuparse seriamente por la situación de Lamine Yamal. La joven promesa azulgrana, gran revelación de la temporada pasada y estrella de la presente, está siendo víctima de una cacería indecente que cada día va a peor.

Partido tras partido, el chaval es el objetivo de rivales que, ante la impotencia de no poder parar a un niño de 17 años, se sueltan con entradas que van desde duras hasta criminales, tanto a nivel de club como en la selección.

La situación, lejos de mejorar, empeora a medida que gana protagonismo en el juego del Barça y de España. El partido de la Nations League contra Dinamarca fue el último ejemplo de algo que tristemente está dejando de ser noticia.

Más allá de lo que hagan los rivales, la falta de protección hacia Lamine es alarmante. Es incomprensible que el propio seleccionador nacional, lejos de salir a defender al jugador, haga comentarios poco acertados en rueda de prensa, sugiriendo con ironía que no podemos esperar que los rivales "le den besos". Las declaraciones son una ofensa a la inteligencia y más tras comprobar que el resultado de esta desprotección es ver a Lamine Yamal salir cojeando anoche de La Nueva Condomina.

El Barça debe actuar

Es inaceptable que el Barça tenga que soportar que sus jugadores clave, muchos de ellos jóvenes promesas como Lamine, terminen lesionados o sobrecargados debido a una gestión negligente de unas selecciones que rompen el ritmo de la competición de clubes y son un lastre para las aspiraciones de la temporada.

Los culés, mientras tanto, observan atónitos cómo el Real Madrid, de manera casi sistemática, consigue que sus jugadores más importantes, como Mbappé o Vini en este último parón, evitan estos compromisos y llegan frescos cuando el fútbol de verdad se pone en marcha.

Mientras tanto, año tras año, el Barça ve como Pedri, Gavi o Fermín son sobreexplotados, y ahora la historia parece repetirse con Lamine Yamal.

Es hora de que el Barça tome una postura firme y exija una mayor protección para sus jugadores, tanto en el terreno de juego como fuera de él. No se puede permitir que se repita la historia de jóvenes que, por falta de cuidado y gestión, vean peligrar sus carreras o se vean obligados a jugar al límite de sus fuerzas. El club debe plantarse y defender el futuro de sus estrellas.