Opinión
Algo huele a podrido en el 'Florentinato'

La suspensión se decide tras las quejas de los vecinos por el ruido que habían provocado los eventos de Taylor Swift, Duki o Karol G. / EFE
La ‘Pax florentiniana’, ese gran pacto tácito que consistía en no sacar a la luz nada que pueda incomodar a Su Majestad Florentino, se ha visto resquebrajada por el insoportable hedor a podrido que emana del nuevo Bernabéu. El estadio que tenía que ser la culminación de la obra del gran emperador se ha convertido en un peligroso fuego que amenaza con incendiar la mayor estructura de poder del planeta fútbol.
Primero fueron las diferencias evidentes entre la piel exterior del proyecto presentado y el estadio terminado, una evolución que como ya es habitual no fue nunca anunciada oficialmente. Más tarde un juzgado decidió paralizar "por falta de interés público" las obras del sospechoso espacio que el Ayuntamiento había cedido al Real Madrid para la construcción de un aparcamiento, un oscuro acuerdo que explica por sí solo el descarado compadreo con el que el club blanco se relaciona con las administraciones locales.
A continuación, la asociación de vecinos logró paralizar todos los conciertos programados ante la evidencia (negada oficialmente) de que el ruido generado era ya un grave problema de salud pública: el 'Florentinato' no perdía solo su primera gran batalla pública, sino que además puede comprometer gravemente sus cuentas si no logra reubicar los conciertos. La crisis entró hace unos días en una nueva dimensión cuando los mismos vecinos que han logrado paralizar las obras del párquing y los conciertos lanzaron el gran bombazo: resulta que el Madrid lleva más de dos décadas operando sin licencia de actividad, algo que desmintió el propio club a pesar de que los vecinos contraatacaron con un documento en el que, según ellos, aparece la fecha vencida.
A cada triunfo de los vecinos, el Ayuntamiento y la Comunidad han acudido, por acción u omisión, con comunicados o con silencios, al rescate del club blanco. No nos engañemos: el 'Florentinato' es quizás el régimen más sólido y más protegido de la Europa futbolística, una fenomenal construcción de favores y contrafavores, de intereses y de influencias sobreentendidas, tejidas silenciosamente durante décadas en el palco de su estadio, el punto exacto donde nacen y mueren los intereses de casi toda la clase política, social y empresarial española.
En cualquier otro club, por ejemplo el Barça, las impresentables chapuzas del Bernabéu habrían provocado ya un tsunami mediático descontrolado e ingobernable y una probable moción de censura. En el Madrid, esta concatenación de escándalos es, en los medios oficiales, una mera y burocrática nota a pie de página. No, nos engañamos: hará falta algo más para que el régimen se derrumba. Pero atención. Por primerísima vez, en la fortaleza inquebrantable del 'Florentinato' ha aparecido una grieta profunda y muy fea que ya no pueden disimular ni los silencios cómplices. La historia demuestra que nada dura para siempre, que incluso el imperio romano terminó cayendo.
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