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Manifestación histórica contra la propiedad del Tenerife

Miles de personas muestran su enérgica repulsa al actual modelo de gestión del CD Tenerife en una concentración sin parangón en la centenaria vida de la institución

Una imagen de la manifestación de este domingo antes del Tenerife-Sporting

Una imagen de la manifestación de este domingo antes del Tenerife-Sporting / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Manoj Daswani

A grandes males, grandes soluciones. Ante una crisis sin precedentes, una manifestación que tampoco los tiene. La afición del CD Tenerife se ha manifestado de forma masiva en los aledaños del Heliodoro Rodríguez López en una definitiva señal de hartazgo ante la gestión liderada por el máximo accionista de la institución, José Miguel Garrido Cristo, quien ya cuenta con una oferta formal para deshacerse de su cuota accionarial y desvincularse definitivamente del representativo. Conscientes de esta situación y de la alta dificultad de la negociaciónaficionados y peñistas de diferentes generaciones y procedencias han mostrado su repulsa con un lema inequívoco: "¡El escudo se respeta!".

La manifestación fue convocada por el Frente Blanquiazul y secundada por la inmensa mayoría de colectivos y grupos de animaciónZoneros, Tajinastes del Tete, Armada Sur, El Chicharro... y así, un largo etcétera de formaciones de distintos tamaños y antigüedad. "Salimos a manifestarnos por el club de nuestros abuelos y el club de nuestros hijos", declaró al comienzo de la protesta el presidente de las Peñas, Fran León, quien subrayó que este acto combativo no es exclusivo de estos grupos, sino un "sentir mayoritario" de toda la afición.

El lema elegido por el Frente ya fue protagonista de una enorme pancarta que este grupo desplegó en su grada con motivo del primer partido de liga en casa. Para entonces, los ánimos ya estaban encendidos. En realidad, la confianza en Garrido y su grupo de trabajo comenzó a desmoronarse con el extraño y estrafalario proceso para la elección del entrenador que comenzó esta temporada, con un cásting que se decantó con un fichaje controvertido y a la postre fallido, el de Óscar Cano. Al máximo accionista ya le hicieron ver su disconformidad con gritos y cánticos al cierre de la temporada anterior; y el grado de preocupación y hastío no ha hecho sino acrecentarse desde aquel entonces.

Muchos de los aficionados presentes en la protesta aseguran que la venta de Álex Corredera con el mercado cerrado fue la gota que rebosó el vaso de la paciencia. "No se están haciendo las cosas para primar los intereses deportivos", enuncia Isabel Pérez, una veterana peñista que no dudó en recorrer cientos de kilómetros en coche en los tiempos del Tenerife en Segunda B. Ahora, con el equipo en una posición delicada en la clasificación, pide que "vuelva la cordura". No fue el traspaso de Corredera la decisión más grave de esta directiva, pero sí la más inexplicable.

La protesta focaliza su repulsa y malestar en la figura de Garrido, pero no han salido indemnes sus dos hombres de confianza. Quien peor parado sale de la manifestación es Juan Guerrero, consejero al que los aficionados no perdonan su implicación en la crisis digital que sacudió a la institución durante el verano. "Con formas chabacanas que no nos representan", lamenta Cristo, un aficionado de las nuevas generaciones, que no se siente "nada identificado con lo que está ocurriendo".

Cánticos como el ya célebre "¡Garrido, vende ya!" estuvieron acompañados de gritos contra los directivos. Por vez primera, el señalamiento a los responsables de esta deriva también afecta a los grandes accionistas, especialmente a tres: Amid Achi, Conrado González y el expresidente Miguel Concepción. Tras un largo tiempo sin estar en el foco ni en primera línea, el antecesor de Paulino Rivero vuelve a verse cuestionado, en este caso por su «irresponsabilidad» al vender sus acciones privilegiando sus intereses frente al del representativo, según expone Lucy, otra aficionada que se personó en la protesta una hora y media antes del inicio de la misma.

Las previsiones se han visto desbordadas y la calle La Mutine (trasera de la grada de Tribuna) se ha quedado pequeña para un desfile de aficionados enojados, pero al mismo tiempo comprometidos con la otra gran misión del día: animar al equipo una vez que la manifestación se disipa -coincidiendo con el comienzo del partido ante el Sporting- y no olvidar que el tinerfeñismo se juega la vida en dos frentes. El primero, la venta del club; y el segundo, la consecución de una salvación que se ha complicado por el horroroso inicio liguero, que ahora tratará de atajar Mel. Durante la protesta, por cierto, hubo asientos vacíos y silencio en las entrañas del Heliodoro. Todo el ruido provino de fuera. El tinerfeñismo trazó este domingo una línea sin marcha atrás, la que separa su apoyo incondicional a los futbolistas del rechazo unánime, firme y contundente a una gestión "que arrastra este escudo por el suelo".