Tenis

Momento icónicos de Nadal: de París, el jardín de Rafa, al "partido del siglo" en Londres

El mallorquín ha anunciado su retirada este jueves con un emotivo vídeo en redes sociales

Rafa Nadal.

Rafa Nadal. / EP

Por encima de sus 22 Grand Slams y 92 títulos ATP hay una ciudad y una tierra que le pertenecerá para siempre a Rafa Nadal. París es la ciudad. Y la tierra, esa arcilla roja, es de Roland Garros, el torneo que hizo suyo con una autoridad indiscutible –¡hasta 14 ganó!- transformado en el jardín de su casa de Manacor. Ahora se va el dueño de París.

A lo largo de una inolvidable carrera tenística de 22 años dejó momentos icónicos, transformados algunos, como en Wimbledon, en el partido del siglo. En la tradicional hierba londinense se libró un partido que perdurará por los siglos de los siglos. Se jugó en el 2008 y el peso de ese formidable duelo con Federer adquiere todavía mayor valor con el paso del tiempo.

Se va con 14 Roland Garros, cuatro US Open, dos Wimbledons y dos Open de Australia. Tiene, además, una medalla olímpica (Pekín-2008).

Roland Garros (2005-2022)

Iba con camiseta pirata, de color verde chillón y melena al viento. Pelo largo. Era un jovenzuelo. Apenas 19 años, cumplidos justo el día en que logró morder su primera Copa de los Mosqueteros. La final, en realidad, la tuvo en la semifinal del 2003.

Quebró la resistencia de Roger Federer (número uno del mundo en aquella época) para anunciarle ya desde entonces que esa tierra era suya. Tenía 19 años y dos días cuando en cuatro sets derrotó a Mariano Puerta, un inesperado finalista, y enseñó al mundo cómo se mordían los trofeos.

Luego, 2006, le dejó claro a Federer cual era su territorio prohibido. Y así de año en año, tal si fuera una tradición (2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019 y 2020), hasta que hace dos años, y desafíando incluso a las leyes de la naturaleza, besó por última vez (2022) esa Copa del ‘mosquetero’ Rafa.

Venía hace dos años lesionado. Con esa lesión crónica en el pie, pero fue eliminando rivales (Djokovic en cuartos; Zverev, que había eliminado a Alcaraz, en semifinales y Casper Ruud en la final) para posar en la Torre Eiffel junto a esa Copa que abrazó hasta en 14 ocasiones.

Londres, 'el partido del siglo' (2008)

No existió un partido así antes. Ni tampoco se ha vivido después. Cuando Federer se quedó en la red y Rafa se tiró, tal y como hacia en la tierra, extenuado sobre la hierba del All England Club todos los que estaban ahí en ese momento se sentían unos verdaderos privilegiados. Habían asistido al denominado ‘partido del siglo’. Duró cuatro horas y 49 minutos, con un aire épico por la aparición de la lluvia, mientras el cielo de Londres se iba poniendo cada vez más oscuro.

Entró Rafa en la casa de Roger y se llevó el trofeo por vez primera en su carrera con una exhibición tenística de ambos que perdura en la memoria colectiva: 6-4, 6-4, 6-7, 6-7 y 9-7. Un partido jugado el 6 de julio de 2008. Aunque se haya jugado después millones de veces en el recuerdo. El primer punto se jugó a las 14.36 horas y el último, con Federer derrotado en la red y Nadal rebozándose en la hierba, sucedió a las 21.16 h. 

Melbourne y el abrazo cómplice con Roger (2009)

Llegaba Nadal exhausto a la final. Había necesitado cinco horas y 15 minutos para abrir esa puerta. Fernando Verdasco lo había sometido en la semifinal a un esfuerzo extra en la noche del viernes (6-7, 6-4, 7-6, 6-7 y 6-4), por los que sus piernas, agotadas por tantas y tantas carreras, no estaban en las mejores condiciones para medirse a Federer, el especialista en el cemento del Open de Australia.

Con el recuerdo (enero 2009) aún latente del ‘partido del siglo’ y teniendo, además, en cuenta que el suizo se liquidó en poco más de 75 minutos a Andy Roddick. Necesitó Rafa cinco sets para convertirse en el primer tenista español en ganar en Melbourne derrotando viejos prejuicios, casi ancestrales, de que solo podía ganar en tierra batida.

Pero aquel partido no solo se recuerda por su gran calidad tenística sino por ese abrazo cómplice, auténtico y emotivo que le dio el mallorquín al suizo cuando recibió su primer Open de Australia. Un abrazo que era el preámbulo de una larga y verdadera amistad, que todavía hoy continúa.

Roland Garros, Wimbledon y el US Open, la perfección (2010)

Venía embalado Rafa. Lo había ganado todo antes de pisar las ruidosas pistas duras de Flushing Meadows. Se había desquitado en París ante Söderling, el primero que lo había vencido en su jardín. Fue en cuarta ronda cuando Nadal no estaba bien, sufriendo unos problemas físicos en la rodillas. Al año siguiente (2010), el mallorquín acabó con el sueco en una final casi perfecta: 6-4, 6-2 y 6-4. Söderling no fue rival.

Luego, en la final de Wimbledon no tuvo rival en el checo Tomas Berdych, que había derrotado previamente a Federer y Djokovic. Con Nadal no pudo. Tres sets y victoria sencilla antes de volar hacia Estados Unidos, escenario hostil hasta ese momento para el mallorquín. Y, además, tuvo al serbio, un verdadero especialista, plantado en la última frontera.

Nadal se salió con la suya. Tenía una energía descomunal que se llevó por delante a Djokovic para ser el sexto tenista de la historia en ganar los cuatro Grand Slam en un año. De Melbourne a Nueva York pasando por París y Londres. Con 24 años se convirtió en el tenista más joven en conquistar los cuatro grandes.

El idilio con la Copa Davis (2004-2019)

La Copa Davis fue un amor juvenil para Rafa y significará su adiós crepuscular. No se entiende su prodigiosa carrera sin esta competición que ha ganado hasta en cinco ocasiones (2004, 2008, 2009, 2011 y 2019), que le permitió conectar emocionalmente con su país.

En primavera se iba a París, en invierno andaba por Melbourne, mientras el verano lo compartía entre Londres y Nueva York. Pero nada era comparable cuando se ponía la camiseta roja y la muñequera con la bandera de España en su brazo izquierdo. 

Y ya desde el inicio tuvo un impacto extraordinario. Con 18 años fue decisivo el mallorquín en aquella final contra Estados Unidos derrotando a Andy Roddick, permitiendo el triunfo final (3-2). En el 2008, una lesión le impidió estar en el momento clave pero ayudó en la fase de grupos. Idéntico escenario tuvo un año después (2009), luego firmó un partido cargado de épica y dramatismo ante Juan Martín del Potro, quebrando la resistencia de Argentina (2011).

Se adaptó a todo, incluído el nuevo formato, ideado por Gerard Piqué, Nadal fue determinante, tanto en el individual como en el dobles, erigido, una vez más, en el verdadero héroe nacional. Rafa ha jugado 30 partidos individuales de la Copa Davis y ha ganado 29. ¡Una monstruosidad!