Nico Williams cambia la cara al Athletic

Ernesto Valverde exorcizó a medias su mal recuerdo de Roma, donde vivió uno de sus peores días como entrenador en la Champions League de 2018. El 'Txingurri' y su Barça cedieron un 4-1 favorable el día del infausto gol de Manolas. El Athletic Club sufrió en el Olímpico, especialmente en el primer tiempo, pero supo recomponerse a raíz de la entrada de Nico Williams y empatar un partido muy peliagudo. Paredes, con el cronómetro ya tiritando, neutralizó el 1-0 de Artem Dovbyk. Bien está lo que bien acaba. 

Bailó la Roma al Athletic Club, desentrenado de sus excursiones europeas. Los rojiblancos perseguían sombras, con los italianos monopolizando la posesión, llegaron a rondar el 80% en algunas fases del primer tiempo, y circulando el esférico con celeridad y precisión. A los vascos no les quedó otra que sacar el hacha y rascar espinilleras. Pero ni así. Dybala advirtió. Dovbyk se desquitó. El ucraniano, que no vio puerta contra los 'leones' en su temporada en Girona, cabeceó de forma académica un centro desde la izquierda de Angeliño. Premio merecido para los de Ivan Juric.

Revés para Nico Williams en Roma

Poco a destacar de los 'athleticzales', salvo un disparo de Iñaki Williams que acabó prácticamente en el río Tíber, y una aventura de Beñat Prados que Koné cercenó donde el césped huele a penalti. La falta se ejecutó sin consecuencias. 

Nico, al rescate

El Athletic entró con el pie derecho tras el receso, aunque inoperante en Vanguardia. Fue Matías Soule, que remplazó a Dybala, el que rozó el 2-0. Agirrezabala aguantó bien al argentino y repelió. A Valverde no le quedó otra que tirar de Nico Williams para cambiar un partido emponzoñado. El menor de los hermanos reaparecía tras el golpe sufrido en Leganés y haberse perdido el duelo ante el Celta.

Y los 'leones' empezaron a rugir. La primera intervención de Nico fue una muestra de sus intenciones. Escorado en la izquierda, el extremo conectó con Guruzeta, que reclamó un posible penalti. El Athletic recuperaba sus señas de identidad: presión y empuje. El último cuarto de hora fue un monólogo rojiblanco, en Roma vestidos con un pijama rosa liláceo. Los vizcaínos embotellaron a los 'giallorossi', pertrechados en su área y buscando el 'patapum p'arriba' a Dovbyk. La ambición de los vascos tuvo recompensa. En una falta centerada al área, Núñez descolgó y Paredes maquilló un flojo partido, que debe servir de advertencia si el Athletic Club quiere disputar la final de la Europa League en su estadio.